jueves, 14 de febrero de 2013

La vida es un negocio.

Todo problema moral consiste, pues, en calcular bien su interés. Es preciso pesar los placeres y dolores, aumentar el placer, disminuir el dolor. La vida es un negocio; la moral, consiste en hacer ganancias y queda reducida a una cuestión de aritmética: "el bien es el ingreso, el mal, el gasto".
La virtud, es pues, simplemente un hábito de hacer bien las cuentas que proviene de esfuerzos anteriores y hace las ganancias más fáciles. Una vida conforme a la moral es una especulación afortunada; una vida inmoral, una vida desafortunada.
Se puede buscar a la vez la propia felicidad y la felicidad de todos; el fin de la actividad humana y cada hombre en particular es la mayor felicidad del mayor número.
"Al escribir esta obra (...) tenemos por objeto la felicidad de la humanidad, tu felicidad lector, y la de todos los hombres. La primera ley de la naturaleza es desear nuestra propia felicidad. Si cada hombre, obtuviese la máxima suma de felicidad posible, la humanidad llegaría a la suprema felicidad posible y el fin de toda moral, la felicidad universal, que sería alcanzado, pues el amor a sí mismo puede servir de base a la benevolencia universal."

J. Leclerc: Las grandes líneas de la filosofía moral.
Ed Gredos, Madrid.