miércoles, 27 de febrero de 2013

El factor emocional.

Palabras que 'emborrachan'

Algunos experimentos demuestran cómo el factor emocional de ciertas palabras puede alterar por completo nuestra percepción:
Descontrolados al volante: Jaume Rosselló, de la Universidad de las Islas Baleares, diseñó un experimento para comprobar cómo la ingestión de alcohol podía alterar la atención. Un grupo ingería cierta cantidad de alcohol; otro, sin saberlo, una bebida sin alcohol (un placebo). Como esperaba, el resultado mostró que el alcohol alteraba la capacidad de atención, pero la prueba le reservaba una sorpresa: resultó que la expectativa de beber alcohol también alteraba la forma de conducir en quien había tomado el placebo. «Vi gente mareada, colocada y con ataques de risa sin haber tomado ni una gota de alcohol», recuerda

Reacción lenta: Las palabras interfieren en nuestra expresión verbal. Para medir su impacto, los psicólogos utilizan una prueba llamada 'Stroop emocional'. El efecto Stroop, bautizado así por el investigador que lo descubrió, es una interferencia cognitiva que se produce cuando vemos aparecer palabras que designan colores -azul, verde o rojo- en un color distinto del que indica la palabra. En esta línea, otros psicólogos descubrieron que la interferencia -el tiempo de más que tardamos en responder- también se produce con palabras con una fuerte carga emotiva, frente a las que nos resultan neutras. «Somos más lentos ante palabras como 'cáncer' o 'muerte' por lo que nos afectan», explica Rosselló.

Un chiste del 'priming': El primado o priming consiste en exponer al sujeto a unos estímulos -en este caso, verbales- que condicionan su respuesta. Haga esta prueba sencilla y responda en voz alta, con rapidez y sin pensar las preguntas que formulamos: ¿de qué color es la nieve? ¿De qué color son las nubes? ¿De qué color es la nata montada? ¿De qué color son los osos polares? ¿Qué beben las vacas? Si usted ha respondido que «las vacas beben leche», ha sido víctima del priming. En este ejemplo clásico, la introducción de conceptos como 'blanco' o 'nata' predisponen a hacer la asociación mental.

http://www.finanzas.com/xl-semanal/conocer/20130224/insultos-duelen-literalmente-4781.html

Priming o primado.


El primado o priming consiste en exponer al sujeto a unos estímulos -en este caso verbales- que condicionan su respuesta. Haga esta prueba sencilla y responda en voz alta, con rapidez y sin pensar las preguntas que formulamos: ¿de qué color es la nieve? ¿de qué color son las nubes? ¿de qué color es la nata montada? ¿de qué color son los osos polares? ¿qué beben las vacas? Si usted ha respondido <<que las vacas beben leche>>, ha sido víctima del priming. En este ejemplo clásico, la introducción de conceptos como ´blanco´o ´nata´ predisponen a hacer la asociación mental.

martes, 19 de febrero de 2013

Manuales de sabotaje y guerra psicológica de la CIA para derrocar al gobierno sandinista.

     Mientras haya una política nacional es necesario contar con una organización psicológica, política y paramilitar agresiva y encubierta. Debe ser más efectiva, más específica y, si fuera necesario, más despiadada que la empleada por el enemigo. No se debe permitir a nadie que obstaculice el cumplimiento rápido, eficaz y seguro de esta misión.
     Está claro que nos enfrentamos a un enemigo implacable cuyo objetivo declarado es la dominación del mundo por cualquier medio y a cualquier precio.
     No existen reglas en un juego de este tipo. No pueden aplicarse las normas de conducta aceptadas hasta ahora. Si Estados Unidos quiere sobrevivir deben reconsiderarse los tradicionales conceptos norteamericanos de "fair play" ("juego limpio"). Tenemos que desarrollar un servicio eficaz de espionaje y contraespionaje, y aprender a subvertir, sabotear y destruir a nuestros enemigos con métodos más astutos, más sofisticados y más efectivos que los que son utilizados contra nosotros. Es necesario que el pueblo norteamericano se familiarice, comprenda y apoye esta filosofía tan repulsiva.
     Estas palabras han llegado a convertirse en la guía práctica de la política exterior de toda Administración estadounidense, desde Eisenhower hasta Reagan. A lo largo de los años miles de jóvenes norteamericanos, incluido yo mismo, respondimos a la llamada de nuestro gobierno para incorporarnos a la CIA y trabajar en su cruzada contra todo movimiento progresista, socialista y revolucionario que apareciese en el mundo.

Philip Agee

Philip Agee: Manuales de sabotaje y guerra psicológica de la CIA para derrocar al gobierno sandinista. Ed. Fundamentos, 1986.

lunes, 18 de febrero de 2013

La moral burguesa.

     Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los hombres se presentan todavía, aquí, como una emanación directa de su comportamiento material. Y lo mismo ocurre con la producción espiritual, tal como se manifiesta en el lenguaje de la política, de las leyes, de la moral, de la religión, de la metafísica, etc..., de un pueblo. Los hombres son el producto de sus representaciones, de sus ideas.



Marx: Ideología alemana, pág 25. Editoral Grijalbo, México.

viernes, 15 de febrero de 2013

¡Proletarios de todos los países, uníos!

     (...) No hace falta mucha agudeza para comprender que al cambiar las condiciones de vida de los hombres, sus relaciones sociales y su existencia social, se modificarán, asimismo, sus ideas, sus concepciones, en una palabra: su misma conciencia. ¿Qué otra cosa es nuestra historia de las ideas sino las producciones del espíritu que se transforman con la producción? Las ideas dominantes en cada época fueron las ideas de la clase dominante.
     
     (...) La historia de todas las sociedades humanas habidas hasta hoy ha sido la historia de la lucha de clases. Hombre libre y esclavo, patricio y plebeyo, barón y siervo... en una palabra, opresores y oprimidos se enfrentaron en perpetuo antagonismo, librando lucha incesante, que se saldó en cada caso con una trasformación revolucionaria o con el hundimiento de las clases dominantes. (...)

     (...) En una palabra, los comunistas apoyan cualquier movimiento revolucionario que vaya contra el orden social y político vigente . (...) Proclaman abiertamente que sus objetivos tan sólo se pueden obtener mediante el derrocamiento violento de todo orden social preexistente. Que las clases dominantes tiemblen ante la revolución comunista. Los proletarios nada tienen que perder en ella, salvo sus cadenas. Y tienen un mundo que ganar.

     ¡Proletarios de todos los países, uníos!

ENGELS
MARX
MARX-ENGELS: Manifiesto comunista.

Lo animal se convierte en humano y lo humano en animal.

     Ciertamente que el trabajo produce maravillas para los ricos, pero sólo privaciones para el trabajador. Produce palacios, pero chozas para el obrero. Produce bellezas, pero deformidad. Sustituye el trabajo por máquinas, pero arroja una parte de trabajadores a un trabajo bárbaro y convierte en máquinas a la mayor parte. produce espíritu, pero origina estupidez y cretinismo en el trabajador.

     ... El trabajo es externo al trabajador, pues en el trabajo no se afirma sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado... Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo y en el trabajo, fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en los suyo. Su trabajo no es así voluntario sino forzado. Por eso, no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio, para satisfacer las necesidades fuera del trabajo.

     ... De esto resulta que el hombre, el trabajador sólo se siente libre en sus funciones animales: comer, beber, y engendrar, y en todo lo demás que toca a su atavío y habitación y, en cambio, en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en humano y lo humano en animal.


MARX: Manuscritos de economía y filosofía.
Alianza Editorial, página 180, Madrid.

jueves, 14 de febrero de 2013

La vida es un negocio.

Todo problema moral consiste, pues, en calcular bien su interés. Es preciso pesar los placeres y dolores, aumentar el placer, disminuir el dolor. La vida es un negocio; la moral, consiste en hacer ganancias y queda reducida a una cuestión de aritmética: "el bien es el ingreso, el mal, el gasto".
La virtud, es pues, simplemente un hábito de hacer bien las cuentas que proviene de esfuerzos anteriores y hace las ganancias más fáciles. Una vida conforme a la moral es una especulación afortunada; una vida inmoral, una vida desafortunada.
Se puede buscar a la vez la propia felicidad y la felicidad de todos; el fin de la actividad humana y cada hombre en particular es la mayor felicidad del mayor número.
"Al escribir esta obra (...) tenemos por objeto la felicidad de la humanidad, tu felicidad lector, y la de todos los hombres. La primera ley de la naturaleza es desear nuestra propia felicidad. Si cada hombre, obtuviese la máxima suma de felicidad posible, la humanidad llegaría a la suprema felicidad posible y el fin de toda moral, la felicidad universal, que sería alcanzado, pues el amor a sí mismo puede servir de base a la benevolencia universal."

J. Leclerc: Las grandes líneas de la filosofía moral.
Ed Gredos, Madrid.

jueves, 7 de febrero de 2013

Credo Capitalista.

Creo en el Capital que gobierna la materia y el espíritu.

Creo en el Beneficio, su legítimo Hijo, y en el Crédito, el Espíritu Santo que procede de Él y que es adorado conjuntamente con Él.

Creo en el Oro y en la Plata, los cuales torturados en la Casa de la Moneda, fundidos en el Crisol y debidamente acuñados reaparecen en el mundo como Moneda Legal; mas por ser demasiado pesados, después de haber circulado por toda la Tierra descienden a los Sótanos del Banco de España para resucitar en forma de Papel Moneda.

Creo en la Renta al 5% y también al 4% y al 3% y en la cotización de los valores.

Creo en el Gran Libro de la Deuda Pública que pone al capital a cubierto de los riesgos del Comercio, de la Industria y de la Usura.

Creo en la Propiedad Privada, fruto del trabajo de los otros, y en su duración hasta el fin de los siglos. Amén.

Creo en la necesidad de la miseria, proveedora de los asalariados y madre del exceso de trabajo.

Creo en la eternidad del salario, que libra al trabajador de las inquietudes de la propiedad.

Creo en la prolongación de la jornada de trabajo y en la reducción de los salarios, y en la falsificación de los productos.

Creo en el dogma sagrado: “comprar barato y vender caro” y también creo en los principios eternos de nuestra Santísima Iglesia, la Economía Política Oficial. Amén.




Paul Lafargue.

¿Disfrutas con tu trabajo?

Tú tienes facilidad para aprender, Siddharta, pues aprende también esto: el amor se puede suplicar, comprar, recibir como obsequio, encontrar en la calle, ¡pero no se puede robar! El camino que te has imaginado es erróneo. Sería una lástima que un joven tan agraciado como tú, empezara tan mal.
Debes hacer lo que has aprendido, y exigir por elIo dinero, vestidos y zapatos. De otra forma, un pobre no logra tener dinero. ¿Qué sabes hacer?
-Sé pensar. Esperar. Ayunar. ¿Nada más?
-Nada más... Pues sí, también sé hacer poesías. ¿Quieres darme un beso por una poesía?
-Si me gusta la poesía, sí.
-Tus versos son muy bellos -exclamó Kamala-; si yo fuera rica te los pagaría a precio de oro. Pero te será difícil ganar con versos tanto dinero como el que tú necesitas. Pues necesitarás mucho, si quieres ser amigo de Kamala.
-¡Cómo sabes besar, Kamala! -balbució Siddharta.
-Sí, eso lo sé hacer; por ello tampoco no me faltan vestidos, ni zapatos ni pulseras, ni otras cosas bonitas. ¿Pero qué será de ti? ¿No sabes otra cosa que pensar, ayunar y hacer poesías?
Siddharta replicó:
-Ayer te conté que sé pensar, esperar y ayunar, y tú encontraste que todo ello no servía para nada. Sin embargo, sirve para mucho.




Hermann Hesse
Siddharta

¿Quieres vivir así?

—¡Buenos días! —le dijo éste—. Su cigarro se ha apagado.
—Tres y dos cinco. Cinco y siete doce. Doce y tres quince. ¡Buenos días! Quince y siete 
veintidós. Veintidós y seis veintiocho. No tengo tiempo de encenderlo. Veintiocho y tres treinta y uno. ¡Uf! 
Esto suma quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno.
—¿Quinientos millones de qué?
—¿Eh? ¿Estás ahí todavía? Quinientos millones de... ya no sé... ¡He trabajado tanto! ¡Yo soy un 
hombre serio y no me entretengo en tonterías! Dos y cinco siete...
—¿Quinientos millones de qué?  —volvió a preguntar el principito, que nunca en su vida había 
renunciado a una pregunta una vez que la había formulado.
El hombre de negocios levantó la cabeza: 
—Desde hace cincuenta y cuatro años que habito este planeta, sólo me han molestado tres 
veces. La primera, hace veintidós años, fue por un abejorro que había caído aquí de Dios sabe dónde. 
Hacía un ruido insoportable y me hizo cometer cuatro errores en una suma. La segunda vez por una 
crisis de reumatismo, hace once años. Yo no hago ningún ejercicio, pues no tengo tiempo de callejear. 
Soy un hombre serio. Y la tercera vez... ¡la tercera vez es ésta! Decía, pues, quinientos un millones...
—¿Millones de qué?
El hombre de negocios comprendió que no tenía ninguna esperanza de que lo dejaran en paz.
—Millones de esas pequeñas cosas que algunas veces se ven en el cielo.
—¿Moscas?
—¡No, cositas que brillan!
—¿Abejas?
—No. Unas cositas doradas que hacen desvariar a los holgazanes. ¡Yo soy un hombre serio y no 
tengo tiempo de desvariar!
—¡Ah! ¿Estrellas?
—Eso es. Estrellas.
—¿Y qué haces tú con quinientos millones de estrellas?
—Quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno. Yo soy un hombre 
serio y exacto.
—¿Y qué haces con esas estrellas? —¿Que qué hago con ellas? 
—Sí.
—Nada. Las poseo.



ANTOINE DE SAINT - EXUPÉRY
EL PRINCIPITO




¿Todo lo que tiene valor se puede vender?


Si les he contado de todos estos detalles sobre el asteroide B 612 y hasta les he confiado su número, es por consideración a las personas mayores. A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?" Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Solamente con estos detalles creen conocerle. Si les decimos a las personas mayores: "He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado", jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es preciso decirles: "He visto una casa que vale cien mil pesos". Entonces exclaman entusiasmados: "¡Oh, qué preciosa es!" De tal manera, si les decimos: "La prueba de que el principito ha existido está en que era un muchachito encantador, que reía y quería un cordero. Querer un cordero es prueba de que se existe", las personas mayores se encogerán de hombros y nos dirán que somos unos niños. Pero si les decimos: "el planeta de donde venía el principito era el asteroide B 612", quedarán convencidas y no se preocuparán de hacer más preguntas. Son así. No hay por qué guardarles rencor. Los niños deben ser muy indulgentes con las personas mayores. Pero nosotros, que sabemos comprender la vida, nos burlamos tranquilamente de los números. A mí me habría gustado más comenzar esta historia a la manera de los cuentos de hadas. Me habría gustado decir: "Era una vez un principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo…" Para aquellos que comprenden la vida, esto hubiera parecido más real.




ANTOINE  DE SAINT - EXUPÉRY
EL PRINCIPITO.


miércoles, 6 de febrero de 2013

La Revolución.

Esclavo, ¿quién te liberará?
Los que están en la sima más honda
te verán, compañero,
tus gritos oirán.
Los esclavos te liberarán.
    O todos o ninguno. O todo o nada.
    Uno solo no puede salvarse.
    O los fusiles o las cadenas.
    O todos o ninguno. O todo o nada.
Hambriento, ¿quién te alimentará?
Si tú quieres pan, ven con nosotros,
los que no tenemos.
Déjanos enseñarte el camino.
Los hambrientos te alimentarán.


B. Brecht: Poemas y canciones, Alianza.


lunes, 4 de febrero de 2013

Canción del Comerciante (fragmento).

¡Yo qué sé lo que es el arroz!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es el arroz.
No sé más que su precio.

¡Yo qué sé lo que es un hombre!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es un hombre.
¡No sé más que su precio!


Bertolt Brecht: Poemas y canciones, Alianza Editorial, 1972.