viernes, 14 de junio de 2013

Los tres cerditos 1.0


Eran tres cerditos, el cerdito número uno, el cerdito número dos y el cerdito número tres, que vivían en un lugar muy bonito, rodeado de montañas nevadas, también había un río y un lago muy grande en donde los osos cazaban salmones, los salmones son peces muy grandes que suben el río para poner sus huevos, también había muchos árboles y muchos pájaros, cada cerdito tenía una casita y una parcela en la que tenían árboles frutales y plantaban verduritas, tenían gallinas que ponían huevos todos los días, los tres eran vecinos y a veces se reunían junto a la chimenea de la casita de uno de ellos y contaban historias y se lo pasaban muy bien. Un día llegó el lobo feroz, vestido con traje de chaqueta y corbata y estuvo hablando con los cerditos, les dijo:
Este lugar es muy bonito, me gustaría construir aquí un gran hotel junto al lago y una urbanización de casas de lujo, también me gustaría construir un puerto deportivo en el lago con muchos barcos, para que todo el mundo pueda disfrutar de este lugar tan maravilloso.
Pero nosotros vivimos aquí -respondieron los cerditos-.
No os preocupéis, os daré una casa a cada uno junto al lago, con chimenea y además os daré trabajo en el hotel.
Los cerditos no se lo pensaron más y les pareció bien la idea, así que a la mañana siguiente, llegó el lobo con una excavadora muy grande y rompió las casas de los cerditos, luego, lo primero que hizo el lobo fue construir una casa para cada uno con chimenea junto al lago y cuando el señor lobo hubo terminado su obra, vino mucha gente a visitar el hotel y a disfrutar de aquel sitio tan bonito.
Un día cuando papá cogió vacaciones, llevó a mamá y a Hugo al hotel, fueron en el coche y al llegar, el cerdito número uno nos atendió en la entrada y nos dio una habitación muy bonita, con vistas al lago, luego cuando nos instalamos, fuimos a comer y saludamos al cerdito número dos que trabajaba de cocinero, y después de comer fuimos al lago en donde estaba el cerdito número tres que trabajaba cuidando y arreglando los barcos y nos dio un paseo por el lago en su barco y pudimos ver de cerca las montañas nevadas, los osos, los salmones, los árboles y los pájaros, cuando volvimos a la habitación del hotel, estábamos tan cansados que se nos fue cerrando los ojitos poquito a poco y nos quedamos profundamente dormidos, y soñamos que lucía un sol radiante, que no hacía frío ni tampoco calor y que estábamos tendidos en la hierba verde viendo pasar las nubes y jugando a adivinarlas.