miércoles, 22 de agosto de 2012

Cantidad o calidad.

     Lo que la sitúa en el mejor de los estados no es su magnitud sino su calidad: así, larga o corta, dilatada o concentrada, distribuida por muchos campos o muchos deberes, o reducida a uno, es siempre igual. Quien la valore por el número, por la medida o las partes, elimina de ella lo que tiene de más excelente. ¿Y qué es más excelente que la vida feliz? El ser plena. El fin de comer y beber creo que es saciarse. Hay quien come más, hay quien come menos, pero ¿qué importa? Ambos quedan saciados. Hay quien bebe más, hay quien bebe menos, ¿pero qué importa? Ambos han apagado su sed. Hay quien ha vivido cien años, hay quien ha vivido menos, pero no importa si los muchos años del primero le hicieron igualmente feliz que los pocos del segundo.

Lucio Anneo Séneca: Cartas morales a Lucilio II, ed. Orbis, Barcelona, 1985.




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